Hacia un Diagnóstico del Mundo Compartido
De alguna manera, el trabajo realizado durante este año en la fundación estuvo orientado a pensar en otro mundo, partiendo siempre desde este mundo, nuestro mundo. No entendemos este mundo como un conjunto de objetos o cosas externas, sino como el espacio que compartimos, al que estamos arraigados y en el que encontramos sentido. Imaginarnos otro mundo, pero con los pies en la tierra, implica partir desde este arraigo, con todo lo que este mundo significa. El camino recorrido este año se enfocó en diagnosticar este mundo, no como un objeto frente a nosotros que podemos analizar a distancia, sino como algo del cual somos parte integral: nuestro mundo.
Este diagnóstico no se limitó a herramientas técnicas como cuestionarios, encuestas y datos, sino que también incluyó una reflexión teórica que permitió preguntarnos por el significado profundo del mundo. En este contexto, el mundo no es una suma de elementos o humanos individuales; es la red de relaciones, interacciones y significados que nos entrelazan. Cuando hablamos de “mi mundo”, no nos referimos exclusivamente a lo que está dentro de cada individuo, sino a las relaciones que constituyen nuestra existencia compartida: los mensajes que intercambiamos, los momentos que vivimos juntos, las conexiones entre nosotros. En este instante, lo que hacemos, pensamos y vivimos está entrelazado. No hay un mundo independiente para cada uno de nosotros; hay un único mundo compartido.
Este diagnóstico nos llevó a reconocer que somos un mundo, y que ese mundo tiene sus paradojas. Por ejemplo, disfrutamos de los beneficios del modelo económico y del crecimiento, pero convivimos con una pobreza existencial y patologías sociales como la delincuencia, experiencias que nos afectan de forma directa y dolorosa. Estas paradojas reflejan la complejidad de nuestro mundo, un entramado tan vasto que excede las capacidades del individuo para comprenderlo en su totalidad. Aunque no podemos resolver todas las contradicciones de este mundo, sí podemos avanzar en el esfuerzo de pensar estas paradojas, no con la intención de encontrar respuestas definitivas, sino para comprenderlas y darles un sentido.
La finalidad de este ejercicio es encauzar estas paradojas de manera que podamos construir un camino hacia una vida mejor. Conceptos como la “vida buena”, tan explorados por autores como Hartmut Rosa, plantean la pregunta de cómo alcanzala. Enfrentarnos a estas preguntas sobre nuestro mundo y sus paradojas no debe ser un ejercicio para ignorarlas o evadirlas, sino para abordarlas y comprenderlas, con el propósito de vivir mejor y dar sentido a nuestra existencia compartida.
Este texto es una reflexión basada en las ideas compartidas durante el programa del canal OIFB, conducido por Oscar Fuentes, emitido el 22 de diciembre de 2024. En el episodio, disponible en este enlace, se exploraron conceptos fundamentales sobre el ser, la política y el cuidado desde una perspectiva profundamente filosófica y arraigada en la experiencia humana colectiva. Este espacio de conversación se enmarca en el esfuerzo continuo de pensar críticamente el mundo y nuestras formas de habitarlo, invitando a reflexionar sobre el "nosotros" como núcleo de nuestra existencia compartida.